Descubre la historia de hondarribia. Visita el Castillo

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Testigo de la evolución de Hondarribia y duramente castigado durante las guerras, el castillo revela algunos secretos poco conocidos hasta ahora. Sus torres, el asedio de 1638 y un interior conauténticos tesoros como los tapices de Rubens del siglo XVII son algunas de las "perlas" de nuestro castillo milenario.
El Castillo de San Telmo
El Castillo de San Telmo, también conocido coloquialmente como el Castillo de los Piratas o Castillo de Higer, es un pequeño recinto fortificado al borde del mar situado en la Punta de Uxando (Cabo de Higer), en el extremo nororiental del término municipal de Hondarribia.
La incorporación de este patrimonio histórico de la ciudad se enmarca en la inequívoca apuesta del Ayuntamiento por preservar el patrimonio histórico de la localidad, impulsando y liderando distintas intervenciones y adquisiciones.
Entre los siglos XIII y XVI, en la ubicación actual del castillo se situaba una atalaya y, posteriormente, una ermita dedicada a San Telmo, de la que tomaría nombre el castillo. Dentro del sistema defensivo de la desembocadura del Bidasoa, en el siglo XVI, asistimos a la construcción de las primeras fortificaciones que se realizaban extramuros de la villa. Y el castillo de San Telmo forma parte de esta infraestructura defensiva estratégicamente diseñada.
El origen de esta fortificación se sitúa en el año 1598 durante el reinado de Felipe II y bajo las órdenes de Juan Velázquez, capitán general de Gipuzkoa y alcaide de Fuenterrabía. Se erigió, como aparece grabado en el dintel de acceso en la antigua puerta de entrada, ad reprimenda pirratarum latrocinia, para castigar los robos de los piratas. Y su misión no era otra sino defender la bocana del puerto y disuadir de un posible ataque por mar.
Respecto a su arquitectura, el Castillo de San Telmo ocupa una superficie de 497m2 al borde del mar. Está conformado por un recinto que alberga tres edificaciones (la torre, el cuartel de la tropa y el pabellón del oficial) alrededor a una batería o plataforma donde se disponían los cañones y cuenta también con un aljibe.
Tras años en estado ruinoso, a mediados del siglo XVIII fue reconstruido por orden de Fernando VI y el responsable del proyecto fue el ingeniero Felipe Cramer. El objetivo, en esta ocasión, era trasladar a una zona más alejada la pólvora que se custodiaba en la plaza fuerte de la ciudad y de paso restablecer la función defensiva del castillo. Según los planos que proyectó Cramer, el almacén de pólvora se ubicaría en la torre en cuyo interior se instalaron 1.500 barriles distribuidos en tres plantas mediante estructuras y escaleras de acceso de madera. Los muros exteriores y las garitas situadas en los ángulos salientes destinados al resguardo de los centinelas que vigilaban el acceso al recinto también corresponden a esta época.
Ya en época contemporánea, en 1957, en la zona del foso cercana al acantilado se construyó un búnker para cañones contra carros, con función anti-lancha y una batería para la defensa del cabo de Higer, visibles en la actualidad. El castillo fue transformado en caserío entre los años 1964 y 1980 con pocas alteraciones. Y ha estado habitado y muy cuidado hasta mediados de 2022, momento en el que pasa a ser propiedad del consistorio.
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